Por Andrés Orozco Muñóz

La investigación es la piedra angular para curar enfermedades y garantizar un futuro más saludable. Nadie discute hoy la necesidad de financiar la ciencia, apoyar a los investigadores y apostar por la innovación médica. Sin embargo, detrás de este aparente consenso, se esconde una realidad compleja y menos confortable: la profunda disparidad entre lo que decimos que hay que hacer y lo que realmente se hace.

La teoría es clara: Investigación y Prevención, dos armas imbatibles en la lucha por la salud. La primera busca soluciones futuras; la segunda evita los problemas presentes. Juntas conforman un frente común de enorme importancia, aunque ambas chocan con intereses económicos y sociales que no siempre están alineados.

Pongamos un ejemplo: La evidencia científica

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