El Alzheimer, que representa entre el 60% y el 70% de todos los casos de demencia, ha entrado en una nueva era de diagnóstico y tratamiento. Más de 55 millones de personas en el mundo padecen esta enfermedad, y se estima que esta cifra podría triplicarse hacia 2050. Recientemente, un grupo de 40 expertos internacionales ha afirmado que se están produciendo avances significativos en la lucha contra el Alzheimer.

Una revisión científica publicada en la prestigiosa revista The Lancet Series ha destacado una revolución en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. La doctora Lucía Crivelli, jefa de Neuropsicología en Adultos de Fleni, explicó que "el cambio de paradigma se debe a la llegada de tratamientos modificadores de la enfermedad y a la disponibilidad de biomarcadores plasmáticos". Estos biomarcadores permiten diagnosticar y tratar el Alzheimer en fases más tempranas, lo que representa un avance crucial en la atención médica.

Entre los avances más destacados se encuentra la aprobación de un test sanguíneo por parte de la FDA en mayo de 2025. Este test puede detectar con más del 90% de precisión las señales biológicas del Alzheimer, como las placas de beta amiloide y los ovillos de tau. Kristine Yaffe, profesora de psiquiatría en la Universidad de California, afirmó que "este biomarcador sanguíneo va a revolucionar la forma en que diagnosticamos". Este nuevo método democratiza el acceso al diagnóstico, permitiendo que médicos de atención primaria realicen pruebas que antes requerían procedimientos invasivos.

Además, el estudio POINTER, el mayor ensayo clínico sobre intervenciones en el estilo de vida, demostró que un enfoque integral en nutrición, ejercicio y entrenamiento cognitivo mejora las funciones cognitivas en personas con riesgo de demencia. Heather Snyder, vicepresidenta de la Asociación de Alzheimer, destacó que los participantes que siguieron un programa estructurado lograron mejores resultados.

La investigación también ha comenzado a centrarse en el papel de la inflamación y el sistema inmune en el Alzheimer. Se ha identificado que las personas con el gen APOE4 presentan alteraciones inmunológicas, lo que podría explicar su mayor susceptibilidad a esta y otras enfermedades neurodegenerativas. La inmunomodulación se perfila como una nueva vía terapéutica.

Por otro lado, estudios recientes han sugerido que ciertas vacunas pueden reducir el riesgo de demencia. Investigaciones en Gales y otros lugares han mostrado que la vacuna contra la culebrilla y la del virus respiratorio sincitial están asociadas a una menor incidencia de demencia. Los expertos sugieren que esto podría deberse a la disminución del riesgo de infecciones o a propiedades protectoras de la activación inmune.

Finalmente, se ha reportado que el litio podría tener un papel protector frente al Alzheimer. Aunque se necesita más investigación, los estudios en modelos animales han mostrado que pequeñas dosis de litio pueden revertir la enfermedad y restaurar la función cerebral.

Con estos avances, la comunidad científica se encuentra en un momento crucial donde la posibilidad de mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan el Alzheimer es más tangible que nunca. La detección precoz, la prevención y los tratamientos modificadores ofrecen una nueva esperanza en la lucha contra esta devastadora enfermedad.