En una pequeña lechería a las afueras de Turrialba, el pasto ya no se calcula “a ojo”: se mide desde el aire. Mientras Costa Rica persigue la productividad sin perder su esencia, un queso humilde y un puñado de píxeles muestran cómo la innovación rural puede cerrar la brecha digital en la agricultura.
Del cálculo visual a la evidencia en el potrero
Todo empieza al amanecer con una sombra zumbante. Matías Porras, pequeño productor de Santa Cruz de Turrialba, lanza un dron y espera a que los datos reemplacen la intuición. “Al inicio trabajábamos de manera muy convencional, a ojo. No se medía”, contó a EFE. “Luego los drones cambiaron todo porque podemos medir. Ahora sé la altura del pasto y cómo debo manejar la alimentación”.
Ese cambio —del instinto a la decisión cuantificada— no es un l