
Cuando escuchamos la palabra gemelos , pensamos en dos personas idénticas que comparten rasgos físicos y, en ocasiones, hasta ciertas manías. Pero en el mundo de la tecnología ha nacido otro tipo de gemelos, tan revolucionarios como desconocidos: los gemelos digitales.
Un gemelo digital es una réplica virtual de un sistema real. Se trata de un modelo dinámico que, alimentado por datos en tiempo real, imita el comportamiento de aquello que representa. Es como tener un espejo inteligente que no solo refleja nuestro estado, sino que aprende de cada movimiento para anticipar el siguiente.
En diferentes sectores ya se utilizan desde hace años. Gracias a ellos se predicen fallos en aviones antes de que ocurran , se optimizan fábricas enteras o se diseñan coches que han aprendido de los datos de conducción de miles de usuarios. Más recientemente, su aplicación en contextos del sector de la agricultura está suponiendo un avance significativo en la predicción del impacto del clima y los cambios debidos a situaciones naturales sobre las cosechas , por ejemplo.
En el ámbito médico, los gemelos digitales están marcando un antes y un después. Existen, por ejemplo, propuestas basadas en gemelos cardiacos digitales orientadas a simular el funcionamiento del corazón de cada paciente con un nivel de detalle asombroso. Gracias a ellos, los médicos podrán anticipar cómo responderá un corazón concreto ante una arritmia o un tratamiento específico, sin necesidad de arriesgar al paciente real.
Esta combinación de modelado virtual y datos clínicos abre la puerta a una medicina más predictiva, personalizada y segura, en la que las decisiones terapéuticas se basan no solo en la experiencia médica, sino también en la simulación de lo que ocurrirá en nuestro doble digital.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando esta idea se traslada al terreno del cerebro humano?
Una revolución en marcha
La salud cognitiva y la salud mental son pilares de nuestro bienestar, pero también son frágiles. El deterioro asociado a la edad, la depresión, la ansiedad o los trastornos neurodegenerativos siguen siendo grandes retos para la medicina.
Aquí es donde la inteligencia artificial abre una ventana de esperanza. Al integrar y analizar grandes volúmenes de datos, la IA puede ayudar a detectar antes la enfermedad, seleccionar mejor a los pacientes para ensayos clínicos y hasta simular la evolución de cada individuo mediante gemelos digitales . En otras palabras, la IA nos ofrece la posibilidad de adelantarnos al deterioro, diseñar intervenciones a medida y acelerar la llegada de terapias más eficaces y seguras.
Recientemente, un equipo de científicos de la Universidad Duke, la Universidad de Columbia, la Universidad Nebrija y CogniFit han desarrollado un nuevo marco de trabajo para abordar la salud mental y cognitiva de las personas basado en los gemelos cognitivos digitales. Se trata de representaciones virtuales que integran datos de nuestra actividad cerebral y conductual, nuestros hábitos diarios y nuestras respuestas emocionales. Gracias a la IA, estos modelos dinámicos pueden aprender y actualizarse con cada nueva interacción.
Imaginemos que cada persona pudiera tener su “doble digital” cognitivo, que predice cómo va a evolucionar su memoria o su atención
Imaginemos que cada persona pudiera tener su “doble digital” cognitivo, que predice cómo va a evolucionar su memoria o su atención, y que propone actividades personalizadas para entrenar la mente antes de que aparezca un problema grave. ¿Asombroso, verdad?
‘Wearables’ e inteligencia artificial
La clave de esta revolución está en la integración con los dispositivos que ya llevamos encima. Los relojes inteligentes, las pulseras de actividad o los sensores de sueño proporcionan información continua sobre nuestro cuerpo. Los datos asociados al ritmo cardíaco, a la calidad del descanso, al nivel de actividad o al estrés podría ya estar nutriendo en tiempo real a nuestro “doble digital”, que aprende de esas señales y adapta las recomendaciones o entrenamientos cognitivos a nuestro estado físico y mental de cada momento.
La IA actúa como el director de orquesta que coordina todos estos datos, integrándolos en un sistema que no solo reacciona, sino que se adelanta a nuestras necesidades.
Hasta ahora, los entrenamientos cognitivos digitales han sido percibidos como juegos más o menos entretenidos, con beneficios limitados. La diferencia con los gemelos cognitivos es enorme: no hablamos de ejercicios genéricos, sino de un ecosistema dinámico, ajustado en tiempo real a cada persona, supervisado por profesionales de la salud y apoyado en evidencia científica. Este cambio de paradigma supone pasar de un enfoque de “café para todos” a una medicina verdaderamente personalizada y preventiva.
Por supuesto, no todo son promesas. Los gemelos digitales en este campo deben superar desafíos cruciales que garanticen la privacidad de los datos. Además, es necesario evitar la brecha digital que podría excluir a las personas mayores o con menos acceso tecnológico, y asegurar que las decisiones que tomen los algoritmos sean transparentes y éticas. En este punto, no debemos olvidar que los estudios más recientes indican que el uso de la tecnología ayuda a prevenir y retrasar el deterioro cognitivo, tanto normal como patológico .
Los gemelos digitales están llamados a ser una de las grandes revoluciones de la medicina y la ciencia cognitiva de este siglo. Igual que hace décadas nos parecía ciencia ficción hablar de llevar un ordenador en el bolsillo, en pocos años resultará natural tener un gemelo cognitivo que nos acompañe y nos cuide. Al fin y al cabo, ¿quién mejor que nuestro propio doble digital para ayudarnos a entendernos, anticiparnos y cuidarnos?
Jon Andoni Duñabeitia es d irector del Centro de Investigación Nebrija en Cognición (CINC) y Director de la International Chair in Cognitive Health (ICCH) en la Universidad Nebrija, Universidad Nebrija.
Este artículo fue publicado en The Conversation. Lea aquí el original .