Cristina, nombre ficticio, comenzó la relación con su maltratador con solo 15 años. Él tenía 25 y ya daba señales de ser celoso , hasta el punto de que tuvo que sacarse el bachillerato a escondidas, pero su pesadilla empezó cuando se quedó embarazada de su segundo hijo.
Comenzaron los golpes, los insultos y las amenazas de muerte : “Tenía el machete debajo de la almohada”. Ella aguantaba el maltrato físico y verbal continuado por sus hijos, y porque él la había alejado de su familia y amigos. La gota que colmó el vaso fue una amenaza a su hijo pequeño, fue entonces cuando cogió sus cosas y mientras él trabajaba se fue, pero la pesadilla no había hecho más que empezar.
En 2015 consiguió que lo condenaran, pero no le pusieron una pulsera de control hasta 2020 . Una pulsera que asegura