Nueva York.- Cuando tu país te despoja de derechos y protecciones, te dice que ya no te reconoce. Otras veces te das cuenta de que tú ya no reconoces a tu país. Gente se marcha; familias se fracturan por motivos políticos; amistades se rompen; personas e instituciones que eran muy admiradas son denigradas y los villanos de ayer son santificados; rostros conocidos desaparecen del ámbito público; se impone una conformidad agresiva, cambian las condiciones materiales de vida.
La suspensión por unos días del programa de Jimmy Kimmel marcó justamente un cambio así en el panorama. Las noticias nos dicen que estamos pasando de un país a otro diferente, uno autocrático. La televisión nos lo muestra: este país se ve diferente, suena diferente y se siente diferente. Un rostro y una voz familiares