Estos días el mundo entero se ha quedado fascinado nuevamente por la capacidad de los británicos a la hora de escenificar con maestría la pompa de la monarquía británica: el espectacular desfile de la guardia de honor que el rey Carlos III le preparó a Donald Trump, que fue recibido por el monarca británico con la mayor ceremonia militar registrada, marcando un momento clave en la relación bilateral entre el Reino Unido y los Estados Unidos.

Pero retrocedamos unas cuantas décadas al pasado: el 2 de junio de 1953 los hogares de los cinco continentes siguieron la retransmisión de la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra. Dos de esos millones de espectadores eran Mary Anne McLeod y su hijo, Donald Trump, ambos fascinados ante la pantalla del televisor.

Muchos años más tarde, ya com

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