En pleno Prepirineo aragonés encontramos la localidad medieval de Uncastillo, perteneciente a la Comarca de las Cinco Villas, un lugar en el que siempre hay algo nuevo por descubrir y que encierra en sus calles empedradas siglos y siglos de historia. Viajar a Uncastillo es como viajar a la Edad Media y a la antigua Roma al mismo tiempo. En el noroeste de Zaragoza se encuentra este municipio que parece sacado de la época medieval y en el que podemos encontrar a varios minutos andando o en bicicleta las ruinas y el pasado de una ciudad prerromana y romana.

Ahora que arranca el otoño y las bajadas de temperatura nos permiten aprovechar al máximo para hacer turismo, no desperdicies la oportunidad de conocer Uncastillo y su entorno si tienes la posibilidad de hacer una escapada de fin de semana.

Coronado por una fortaleza, Uncastillo respira un aire medieval que se traduce en la arquitectura románica de alguna de sus viviendas y sus iglesias, como la de San Miguel de Biota o la de Santa María, San Martín, San Juan o San Lorenzo, con nave única y sus arcos de medio punto. Uncastillo parece un museo al aire libre cargado de patrimonio histórico artístico.

El laberinto de la judería

El pasado medieval de esta localidad se cuela también en su Lonja . Fundada en el siglo XIII como un hospital por el obispo de Pamplona, con el paso del tiempo se convirtió en un área comercial de las transacciones que tenían lugar en la Plaza del Mercado. Actualmente, parte del edificio está destinada a sala de exposiciones, mientras que la aledaña iglesia de San Miguel se ha convertido en salón de congresos.

Pasear por las calles de Uncastillo es una experiencia única. Especialmente, por el laberinto de su antigua Judería , de las mejor conservadas de todo Aragón. Esta zona era la sede del comercio artesanal de los judíos antes de su expulsión de la zona en 1492, cuando pasó a bautizarse como Barrio Nuevo. Atravesando un puente que encontrarás en la antigua judería puedes visitar el cementerio, que estaba levantado extramuros y que actualmente se encuentra cerca del complejo deportivo y conserva 150 tumbas. La Fundación Uncastillo ha recuperado parte de la sinagoga, que fue construida en el siglo XIII.

Judería

La Fortaleza de Uncastillo

En las alturas rocosas de Peña Ayllón se levanta la Fortaleza de Uncastillo , con más de mil años de historia. Desde su privilegiada ubicación, podemos contemplar todo el paisaje del pueblo y sus alrededores. La fortaleza fue construida en el siglo IX por los musulmanes que tenían como objetivo controlar los caminos y prevenir un posible avance de las tropas cristianas para su reconquista. A lo largo de los siglos, sus muros han sido testigo de distintos momentos clave de la historia desde la Edad Media hasta la Guerra de la Independencia.

En el año 1966 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico, y en 1985 Bien de Interés Cultural. Hace ahora 25 años, la Fundación Uncastillo inició unos completos trabajos de conservación y rehabilitación de la Torre del Homenaje, donde en la actualidad se encuentra el Museo de la Torre, en el que podemos conocer un poco mejor la evolución de la fortaleza y su legado cultural. En algunas salas podemos encontrar armas medievales, así como la explicación de las técnicas de construcción de aquella época.

En el interior de sus muros se conserva el Palacio de Pedro IV, monarca aragonés medieval, que fue construido a mediados del siglo XIV y del que se ha perdido totalmente una de sus dos plantas, la superior.

Los horarios de visita tanto a la fortaleza como a la judería pueden variar en verano y otras épocas del año, por lo que es recomendable consultar antes en la página web de la Fundación.

El yacimiento arqueológico de Los Bañales

Yacimiento romano de Los Bañales

A tan solo 15 kilómetros de Uncastillo encontramos una “pequeña Roma”. Un lugar con siglos de historia, que a simple vista transporta al turista en un viaje en el tiempo que nos lleva a la época romana. En este yacimiento arqueológico se conservan varios elementos característicos de la época prerromana y romana, entre los que destaca su sistema hidráulico con sus termas —datadas en el siglo I a.C.— y un imponente acueducto. Aunque no se ha llegado a concretar el nombre que le dieron sus primeros moradores, se han barajado varios como Clarina, Muscaria, Atiliana o Tarraga.

Sus termas están todavía muy bien conservadas, probablemente porque durante años se utilizó como vivienda, según relatan en la web del Ayuntamiento de Uncastillo, en la que apuntan además que probablemente esta parte del yacimiento haya servido de fuente de inspiración para darle nombre a Los Bañales. Con una extensión de 530 metros cuadrados, podían albergar a unas 60 personas. Y aunque no serían las únicas de la ciudad, estas cuentan con todas las salas que componen un recorrido termal completo.

En relación con el agua, destaca también su acueducto, que a pesar del paso de los siglos y de los cambios climáticos, se ha mantenido en buen estado en parte de su recorrido, y se conservan 32 de los 70 pilares que llevaban el agua a esta ciudad.

Otro espacio destacado es el poblado del Pueyo, la zona residencial donde se desarrollaba la vida cotidiana de los primeros asentamientos prerromanos, anteriores probablemente al siglo II a.C., según señalan en la web del yacimiento de Los Bañales , en la que apuntan además que según las últimas excavaciones e investigaciones estuvo habitado hasta los siglos VIII y IX d.C. De época romana se conservan un almacén de grano, 'horreum', la zona de maquinaria para la producción de aceite y vino, así como un conjunto de viviendas y tiendas.

En el Pueyo encontramos también el Foro, punto de encuentro religioso, económico y comercial. Distintas campañas de excavaciones han constatado que el Foro se asentaba sobre cajas de cimentación directamente sobre la roca, “realizadas con grandes sillares almohadillados, lo que hace intuir que los espacios superiores fueron de una majestuosidad imponente”, señalan en la web del yacimiento.

Esta villa romana puede visitarse libremente durante todo el año. En cuanto a su yacimiento, suelen realizarse excavaciones periódicas (hay una en curso), y se organizan jornadas de puertas abiertas, que suscitan el interés de estudiantes de arqueología de distintas partes del mundo.