La fotógrafa oscense Judith Prat, que ha compartido 40 obras en una muestra que reflexiona desde la Casa de los Morlanes de Zaragoza sobre la memoria esclavista española, reconoce que “el racismo en nuestras sociedades no es una actitud o un prejuicio puntual, sino que es estructural porque está en nuestras leyes, en nuestros comportamientos generalizados y en nuestra manera de mirar”.

Por ello, asegura que “reconocerlo es el primer paso para desmontarlo”, a pesar de ser un “pasado incómodo y duro”, porque es “incuestionable y tenemos que mirarlo con honestidad”.

Bajo el título ‘Aquella niebla, este silencio’, Prat embarca al público en una travesía visual que sigue las huellas de los esclavistas desde Cádiz y Barcelona hasta Ghana y Sierra Leona, para concluir en Cuba, puerto clave en el comercio triangular y receptor de miles de personas esclavizadas hasta finales del siglo XIX.

La exposición, comisariada por Semíramis González e incluida en la programación de PhotoEspaña, se puede visitar de manera gratuita hasta el 23 de noviembre. No obstante, los días 30 de octubre y 16 de noviembre la autora guiará dos visitas gratuitas con previa reserva.

Para quienes aún no conocen esta exposición, ¿cómo resumiría este trabajo y qué historias quiere poner en el centro con él?

Esta obra fotográfica es un viaje histórico, geográfico y por supuesto visual a través de la ruta del tráfico trasatlántico de personas esclavizadas, desde los puertos españoles a Sierra Leona y Ghana con destino final en Cuba, poniendo el foco en nosotros, los esclavistas.  

También querido resaltar las resistencias negras, la abolición no fue una concesión blanca, sino fruto de sus luchas. Algunas de las mayores rebeliones de personas esclavizadas en los ingenios azucareros en Cuba estuvieron encabezadas por mujeres que no solo desafiaron el sistema esclavista sino también el rol subordinado de la mujer en la sociedad colonial.   

Exposición de Judith Prat

¿Cuándo comenzó a gestarse este proyecto y qué recorrido personal y profesional la llevó a investigar la huella del pasado esclavista español?

En mis últimos proyectos fotográficos he ahondado en temas relacionados con la memoria, el territorio, la identidad colectiva. BRUJAS ya giraba en torno a todos esos temas. Me interesa abordar desde la fotografía como el hecho de que algunas partes de nuestra historia hayan sido deliberadamente ocultadas afecta a quienes somos como sociedad. En el caso del esclavismo español, nunca me hablaron de esto en las clases de historia, sin embargo, gran parte del desarrollo de España y Europa en el Siglo XIX fue gracias a las enormes fortunas que se hicieron con la trata y la esclavización de personas capturadas, encadenadas, sacadas a la fuerza de África y llevadas a las colonias donde sufrieron todo tipo de violencias. 

Denuncia que el esclavismo español ha sido silenciado. ¿Por qué cree que se ha mantenido durante tanto tiempo, incluso una vez abolida la esclavitud?

Porque es un pasado incómodo, duro, difícil de asumir, pero absolutamente incuestionable. Tenemos que mirar a nuestro pasado con honestidad y quizá eso nos permita contrarrestar y combatir el racismo que nos atraviesa como sociedad. 

Señala que la idea de la superioridad blanca es la huella más peligrosa del pasado esclavista que persiste todavía hoy. ¿De qué maneras cotidianas o institucionales detecta que esa idea sigue operando en nuestra sociedad?

El racismo en nuestras sociedades no es una actitud o un prejuicio puntual, es estructural, está en nuestras leyes, nuestros sistemas administrativos, en nuestros comportamientos generalizados, en nuestra manera de mirar, es parte de lo que somos y reconocerlo es el primer paso para desmontarlo.  

Exposición de Judith Prat

¿Cómo hace para equilibrar la dureza del contenido histórico/documental con una mirada fotográfica que también busque la evocación y la posibilidad de empatía, sin trivializar el sufrimiento?

No quería reproducir la violencia en mis imágenes, más bien he buscado que el espectador se sienta atrapado por las fotografías y proponerle un viaje revelador. En la exposición he incluido material de archivo que dialoga y se funde con mis imágenes y enriquece la experiencia visual del espectador. Llevar los documentos de la época a la sala me ha permitido mayor libertad de creación y la posibilidad de derivar mis imágenes al terreno de lo sugestivo y la evocación porque ya tenía garantizada el contexto histórico. En la exposición hay una tensión visual y narrativa que creo que se percibe claramente. 

La exposición incluye un mural de gran formato confeccionado con 482 fotografías que simboliza el barco esclavista y la travesía marítima del tráfico de personas. Es un guiño al Diagrama de Brooks que, elaborado por el movimiento abolicionista de la época, mostraba cómo este barco inglés podía transportar hasta 482 personas esclavizadas. Fue una herramienta de denuncia visual poderosa y se convirtió en una de las campañas más efectivas del activismo social del momento. 

Al recorrer sitios como fuertes en Ghana (Ej. Fuerte Kongenstein) o los antiguos ingenios azucareros de Cuba, ¿qué le sorprendió emocional o intelectualmente de esos lugares que no esperaba antes de visitarlos?

Lo que más me ha sorprendido es que a ambos lados del océano se conoce mucho mejor esta historia que en nuestro propio país. Ellos conocen su pasado y han preservado la memoria mucho más que nosotros. 

¿Piensa que es hora de despertar y de darse cuenta de estas realidades, así como de dejar vivir de espaldas a lo que es parte de nuestra memoria más dura? Al final, se trata de incomodar para abrir ojos…

Como decía me interesa mucho utilizar la imagen para abordar temas que tienen que ver con la memoria y la identidad, sobre todo esa parte de nuestra historia que ha sido deliberadamente ocultada, obviada. Es preciso entender como se ha configurado nuestra identidad común para poder abordar debates actuales como el racismo y los discursos de odio que yo percibo crecientes. Esta exposición pretende generar contranarrativas y utilizar la fuerza y el potencial de la imagen para construir imaginarios colectivos que asuman, reconozcan y reparen.

En su opinión, ¿qué deberían hacer las instituciones para reconocer o reparar ese pasado esclavista?

La UNESCO tiene un programa especial para salvaguardar la historia y la memoria de la esclavitud, que incluye una Red de lugares vinculados a la esclavitud y la trata de personas esclavizadas. España debería ser parte activa de la Red y desarrollar acciones en materia de conservación, promoción y educación. Y por supuesto no hay justicia si esta no es reparadora.

¿Cree que desde Aragón somos más empáticos y estamos más sensibilizados con realidades de este tipo?

No creo que Aragón sea muy distinto al resto del país en este sentido, ni al resto de países europeos. Hay mucha gente empática, sensibilizada y que se moviliza, dispuesta a luchar contra la desigualdad y la injusticia. Pero nos queda mucho trabajo por hacer, individual y personal para desmontar prejuicios propios y como sociedad para ir desarmando estructuras atravesadas por el racismo.

Fotografías de la exposición de Judith Prat

¿Qué podemos hacer cada uno para no repetir esos olvidos?

Es un buen inicio conocer lo que ocurrió, conocer nuestra historia sin manipulaciones ni secretos, asumir ese pasado que no es tan glorioso como nos han dicho. También conviene ser honesto y revisar nuestras conductas, nuestros pensamientos, nuestras reacciones y no sentirnos agredidos cuando nos indican que hay racismo en algunos de nuestros planteamientos cotidianos. Tenemos que trabajar para desmontar las conductas y estructuras que generan injusticia y desigualdad.

En Zaragoza, su exposición se podrá ver hasta noviembre en la Casa de los Morlanes. ¿Qué diálogo espera despertar aquí?

He realizado ya varias visitas guiadas y el diálogo que se suscita es muy interesante, porque tal y como yo pretendía, además del interés artístico y del descubrimiento de algunos hechos de los que nunca nos hablaron, todo el mundo conecta esta historia con temas y situaciones muy actuales. Es brutal ver como mis imágenes provocan esa reacción y las sensaciones y reflexiones del público.