En un día abrasador en el Medio Oeste estadounidense, Tim Maxwell expresa sus temores sobre el futuro de la agricultura.

Este hombre de 65 años trabaja en el campo desde su adolescencia. Ahora es dueño de una granja de cereales y cerdos cerca de Moscow, Iowa, pero no está seguro del futuro.

“Estoy un poco preocupado”, dice Maxwell, quien lleva una gorra de béisbol con el logotipo de una empresa maicera.

Le preocupa que los agricultores estadounidenses no puedan vender sus cosechas a los mercados internacionales como en años anteriores, en parte debido a las consecuencias de los aranceles del presidente Trump.

“Nuestras cosechas, cultivos y clima son bastante buenos, pero el interés en nuestros mercados ahora mismo es bajo”, señala. “Esto va a generar presión en algunos agricultores”.

See Full Page