Cuando María Branyas nació, en 1907, la esperanza de vida en el mundo era de 45.6 años, el Titanic no se había construido, Albert Einstein todavía no había publicado su Teoría de la Relatividad General y faltaban seis años para que estallara la Primera Guerra Mundial. Cuando murió, en 2024, la esperanza de vida promedio en el mundo era de 75 años, la Academia Sueca premió con el Nobel de Física a los precursores de la Inteligencia Artificial y el mundo conmemoró el 79 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.
En total, la que fuera en su día la persona más longeva del mundo vivió 117 años y 168 días. Pero lo asombroso no fue sólo que fuera capaz de vivir cuarenta años más que un anciano, sino que lo hiciera con la mente lúcida, tanto como para recordar que esquivó la gripe español