En un ambiente de alta tensión, Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, pronunció un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Su intervención generó reacciones mixtas: mientras algunos delegados lo aplaudieron, otros abandonaron la sala en señal de protesta.
Netanyahu comenzó su discurso advirtiendo sobre la amenaza que representa Irán y su programa de armas nucleares, que, según él, pone en peligro no solo a Israel, sino al mundo entero. Mostró un mapa que representa lo que denomina el “eje terrorista de Irán”, destacando a Irán, Irak y Siria. "Gran parte del mundo ya no recuerda el 7 de octubre", afirmó Netanyahu. "Pero nosotros lo recordamos. Israel sí lo recuerda".
El primer ministro también mencionó que aún hay 20 rehenes vivos en Gaza, leyendo sus nombres en voz alta, lo que provocó aplausos de algunos representantes presentes. Netanyahu prometió "terminar el trabajo" de eliminar a Hamás en Gaza y aseguró a los rehenes que "no descansaremos hasta traerlos de vuelta a casa".
"Los últimos elementos de Hamás están atrincherados en Gaza. Juran repetir las atrocidades del 7 de octubre, sin importar cuán disminuidas sean sus fuerzas", declaró. Además, describió el ataque del 7 de octubre como "el peor ataque contra judíos desde el Holocausto", con un saldo de 1200 personas inocentes asesinadas, incluyendo más de 40 estadounidenses.
Netanyahu reveló que se han instalado altavoces alrededor de Gaza para transmitir su mensaje, esperando que los rehenes lo escuchen. "Damas y caballeros, gracias a los esfuerzos especiales de la inteligencia israelí, mis palabras ahora también se transmiten en vivo a los teléfonos celulares de los gazatíes", añadió.
"A los líderes restantes de Hamás y a los carceleros de nuestros rehenes, les digo: ¡Depongan las armas! ¡Liberen a mi pueblo! ¡Liberen a los rehenes, a todos, a los 48! ¡Liberen a los rehenes!", exclamó Netanyahu, recibiendo aplausos de parte de las delegaciones presentes.
El primer ministro también rechazó la creación de un estado palestino, calificándolo de "suicidio nacional" para Israel. Acusó a la Autoridad Palestina de ser una institución "corrupta hasta la médula", en un contexto donde varios países occidentales han reconocido a Palestina como Estado.