Ambos se niegan la condición de rival enconado. Ninguno quiere oír hablar de la animadversión hacia el otro. Como el agua y el aceite, tanto en lo deportivo como en lo social, Girona y Espanyol son polos opuestos, mundos aparte. Hasta en lo futbolístico, con propuestas antagónicas que sus técnicos intentaron llevar al límite en un derbi que, pese a los muchos intentos de ambos en un partido equilibrado pero electrico, fue el primero de la Liga sin goles.
En una semana cargada de partidos ambos técnicos cambiaron varias piezas. Míchel incluso modificó el sistema para acomodar tres centrales y ser más agresivo en la presión. Manolo González sufrió la baja a última hora, que suplió Calero.
La necesidad del Girona no le deja competir con la delicadeza que necesita la propuesta del técn