La isla de Guam afronta una situación ecológica sin precedentes. Lo que alguna vez fue un ecosistema vibrante lleno de aves y vegetación diversa, hoy muestra un silencioso caos: la invasión descontrolada de la serpiente arbórea marrón (Boiga irregularis) ha alterado radicalmente su fauna, y como consecuencia, las arañas han colonizado los bosques en número masivo.

Se estima que la población de serpientes ha ascendido a unos dos millones de ejemplares, cifra que coincide con el colapso de diez de las doce especies de aves endémicas, ahora prácticamente extintas en el territorio. Se cree que la serpiente fue introducida tras la Segunda Guerra Mundial, posiblemente oculta en cargamentos militares o de suministros.

Sin aves que regulen insectos ni dispersen semillas, los insectos proli

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