La exhibición de un juego de luces con el rostro del mítico secretario general de Hizbulá en la noche del jueves sobre las rocas de Rauché, en Beirut, fue la comidilla el pasado viernes en la capital y el conjunto del Líbano. Después de haber aceptado las exigencias de las autoridades locales, centenares de partidarios de la milicia y partido político proiraní se congregaron en el popular recodo de la costa de Beirut para homenajear a su malogrado líder en vísperas del primer aniversario de su asesinato en su escondite del sur de la capital libanesa.

Finalmente hubo juego de luces y vaya si las hubo, no solo en las rocas de las instagrameables rocas de las palomas sino en otros edificios circundantes: el rostro sonriente de un bonachón Nasrala, el emblema de la organización chií y hasta

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