El arrogante discurso de Netanyahu ante una Asamblea General de la ONU casi vacía plasma el creciente aislamiento del país, con manifestaciones en la política, economía, cultura y deporte

“Aunque la advertencia de un tsunami diplomático, incluso su fecha exacta, se dio hace unos meses, Jerusalén parecía estar en shock cuando las olas arrasaron Israel esta semana”. Michael Milshtein, experto israelí en Oriente Próximo y director del Foro de Estudios Palestinos en el Centro Dayan de la Universidad de Tel Aviv, lo escribía este viernes en el diario Yediot Aharonot , al ver cómo, si no es un tsunami, al menos han llegado olas cada vez más grandes y que, al igual que en el mar, adoptan distintas formas.

La más simbólica llegó la tarde de este mismo viernes. El primer ministro, Benjamín Neta

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