Este domingo, Moldavia, país enclavado entre Ucrania y Rumanía, acude a unas elecciones legislativas marcadas por la geopolítica . Entre los principales partidos se afianzan dos posturas dicotómicas : vincular el futuro del país a la Unión Europea (UE) o mirar hacia Moscú. En este pequeño país de poco más 2,4 millones de habitantes, las victorias electorales suelen decidirse por un estrecho margen .

La presidenta moldava y proeuropea, Maia Sandu , resumió esta dualidad de forma contundente: "Nuestra soberanía, independencia, integridad y futuro europeo están amenazados". Sandu, quien fue testigo en los últimos comicios presidenciales de la injerencia rusa, ha acusado al Kremlin de gastar cientos de millones de euros en la compra de votos "a ambos lados del [río] Dniéster". Para

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