Rusia acaba de celebrar su particular clon de Eurovisión, un festival llamado Intervisión hecho a semejanza del europeo pero sin proclamas homosexuales y con países amigos de medio mundo que se juntaron en Moscú y fueron saludados por el propio Putin en un mensaje grabado y aplaudido por un público enfervorecido que coreaba el nombre del país anfitrión (“¡Rusia, Rusia, Rusia!”) antes de que los presentadores dieran paso al ministro de Exteriores ruso y de que el representante ruso, tras su actuación, pidiera salir de la competición porque ya se sentía ganador al tenerlos a todos allí reunidos. Ejem, pura propaganda.

El clon de Eurovisión se valió de que Rusia ya había organizado el festivalero festival genuino para replicar todos los tópicos con la intensidad del color a tope y sin ba

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