
“Bodybuilder, Conan, Terminator, and former Governor of California. I killed the Predator ” (“Culturista, Conan, Terminator y exgobernador de California. Maté al Depredador. Estoy aquí para animarte”). Así se define para sus 26 millones de seguidores en Instagram alguien que apenas necesita presentación. Icono del cine palomitero, de explosiones, tiros y mamporros, y rostro de un buen puñado de las mejores películas de acción y ciencia ficción de los 90, puede que nadie encaje mejor con el espíritu popular y lúdico de la Comic-Con que Arnold Schwarzenegger.
Este domingo pisó Málaga como indiscutible invitado estrella de la primera edición europea de la popular feria del entretenimiento y cultura pop . Consciente de su legado y de lo que esperaba el público, empezó recitando sus líneas más recordadas de Conan el Bárbaro, que rodó en Almería, Segovia o Madrid (“Nunca me olvidaré esos comienzos: aplastando enemigos, viéndolos arrodillados ante ti, y escuchando el lamento de sus mujeres”) para terminar, claro, con un “¡Hasta la vista, baby!”, la frase que, en castellano original, pronuncia el Terminator modelo T-800 en Terminator 2, y que en España se tradujo como “¡Sayonara, baby!”.
Entre medias, un repaso a su carrera guiado por Álex de la Iglesia y un sentido alegato humanista que el héroe de acción, con tantos muertos de ficción a sus espaldas, dejó para el final: “Tenemos la responsabilidad de dejar el mundo mejor de como lo encontramos. Hacer lo posible para que sea más limpio: la contaminación mata a entre cinco y siete millones de personas cada año. Y asegurarnos de que no vemos a los demás como el enemigo”, dijo, antes de apuntar contra la crispación política como uno de los males de nuestro tiempo: “No dejéis que los partidos políticos os separen, como pasa en EEUU. Los demócratas odian a los republicanos y los republicanos odian a los demócratas. Pero en realidad, todos son americanos, así que nadie debería odiar a nadie. Podéis tener distintas visiones, pero no os odiéis. Puedes respetar a la gente cuando cree de forma diferente a la tuya, pero no tienes que odiar a nadie. Esto es lo importante aquí”.
“No me he hecho a mí mismo, me han hecho mis directores”
La Comic-Con Málaga pone este domingo el broche a la primera edición (de las al menos tres que habrá) con Schwarzenegger, quizá el único con el halo de estrella indiscutible.
Lo sabían los organizadores, que le dieron el título de “gran invitado de honor” y le prepararon un evento en el que Álex de la Iglesia hizo de entrevistador y Antonio Banderas presentó a su amigo y cantó, como casi siempre, las bondades de Málaga. “No es solamente un actor, una estrella, un político, es una leyenda. Es encantador. Yo le preparé una paella, así lo conocí yo”, decía el actor malagueño parodiándose a sí mismo, o al menos a la voz del Gato con Botas.
Ante más de 3.000 personas que abarrotaban el auditorio principal del Palacio de Congresos, el actor austriaco nacionalizado estadounidense ha hecho un repaso selectivo de su carrera en el cine, al que llegó tras un intenso paso por el culturismo que le sirvió como disciplina. “He tomado clases de interpretación, de acrobacias, de oratoria, de inglés, de cómo quitar el acento y todo ese tipo de cosas… que no funcionaron. Lo sé. Todavía tengo acento... Así que voy a recuperar mi dinero del tipo que me dio las clases”.
No habría sido nada sin los directores, cuyos nombres ha repasado: “No me he hecho a mí mismo, me han hecho ellos”. Para Conan, aprendió técnicas samurai con un instructor japonés, y John Milius le exigió aprender a montar a caballo, y eso hizo durante dos años. Aún así, muchas veces se cayó del caballo antes de la toma buena. Supo que sería Terminator cuando, representando el momento en que la máquina asesina llega del futuro, movió la cabeza de un lado a otro. “Fuiste mucho más allá de lo que escribí”, le dijo James Cameron. Y tampoco eso le libró de rodar decenas de veces la escena en la que gira y recarga la pistola antes de disparar. El cine es ensayo y error.
El pique con Stallone por ver “quién mata más”
En Málaga, el hombre bruto y hierático ha dejado ver un registro más desconocido: simpático, divertido por momentos, tirando de ironía ante el temor asociado a sus personajes, incluso tomándole el pelo a Álex de la Iglesia. Es lo que le pedían para Conan: “Mirar a la gente a los ojos, matar con alegría”.
El hombre con tantos muertos a sus espaldas ha contado que el pique con Sylvester Stallone era real: “Me dijo: ”Yo mato más en Rambo que tú en Conan. He matado 60 en Rambo“, ha recordado imitando el clásico balbuceo del personaje veterano de la guerra de Vietnam. Schwarzenegger se picó ”Luego hice Comando y maté 87. Y Stallone se volvió tan loco que me dijo: “Ok, me superaste con la matanza. Y ahora voy a usar armas más grandes que tú”. La competición por ver “quién mata a más gente, quién usa armas más grandes, quién usa cuchillos más largos, quién corta más gargantas” se convirtió en una batalla por “quién tiene menos grasa corporal y quién gana más dinero”. “A la gente le encantaba. Luego nos hicimos amigos y socios en Planet Hollywood”, ha relatado.
En apenas media hora no cabe todo, y han quedado fuera títulos clave como Desafío Total o Depredador, porque el actor tenía también ganas de reivindicar su figura previa y posterior al cine. “Hice todo el camino hasta la cima [del culturismo]. Gané siete veces Mr. Olympia y 13 campeonatos mundiales. Y luego fui capaz de, a través de mi voluntad y mi visión, pasar al cine y trabajar con los mejores directores y los mejores actores”, ha contado: “Luego pude presentarme a gobernador de la cuarta economía del mundo. Para mí, ser un servidor público ha sido una inspiración”, dijo, antes de cerrar como todo el mundo quería: “Hasta la vista, baby”.