“Pero existe algo que el tiempo no puede, a pesar de su innegable capacidad destructora, anular: y son los buenos recuerdos, los rostros del pasado, las horas en que uno ha sido feliz”. “Cartas 1937-1954”, Julio Cortázar No se si le pasaba a usted, pero observar a los trigales en movimiento era un espectáculo que nos hacía detener en una especie de misterio que aún no puedo entender. Breves laminillas de oro y sol movidas por un viento que brotaba de la misma tierra. Una caricia que se mecía produciendo una música insondable y misteriosa, únicamente escuchada por seres privilegiados que se maravillaban de una danza mística, bañada de rayos de luz y sol. https://youtu.be/U8xh2BDBe14?si=ON-cOZEHUC4tTvQk Eran los trigales y puedo jurar que los vi. En los caminos de Nariño, en los

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