La industria cinematográfica mundial ha sido testigo de uno de los fenómenos económicos más sorprendentes de 2025. “Demon Slayer: Infinity Castle ” ha logrado convertirse en la película de anime más taquillera de todos los tiempos con una recaudación mundial que supera los US$600 millones. Sin embargo, lo que realmente ha conmocionado a analistas y ejecutivos de Hollywood no son solo las cifras de taquilla, sino la revelación de cuánto invirtió realmente el estudio japonés Ufotable para crear este megaéxito global.

El contraste con las superproducciones occidentales plantea interrogantes fundamentales sobre los modelos de financiamiento en la industria del entretenimiento. Mientras estudios como Pixar y DreamWorks destinan presupuestos astronómicos a sus producciones animadas, el caso

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