Los Comuns, con la alcaldesa Ada Colau al frente, dejaron la ciudad con aspecto de sudada y con un hedor a porro que aún no ha sido erradicado de nuestros barrios y calles. Caminar por Barcelona significa volver a casa más colocado que un rastafari en plena vendimia de cannabis o marihuana.
Con estos precedentes cultivados durante ocho años de gobierno colauista, la tarea del alcalde Jaume Collboni parecía ciertamente complicada después de unas elecciones municipales que ganó Trias. Como era de esperar, Comuns y PP se encargaron de apartar al antiguo convergente de la alcaldía , y Collboni, con unos exiguos 10 concejales, dirige el Ayuntamiento de Barcelona vigilado de cerca por los ecopopulistas y una ERC que vive en una extraña adolescencia. El anuncio de la jubilación política ant