Siempre me impresionó el ritual del día del presupuesto en la política británica. El día del budget salía el ministro de Hacienda desde el 11 de Downing Street para dar un paseo por el gran jardín detrás de aquella angosta calle.
A media tarde aparecía exhibiendo un aviejado maletín, que contenía la versión impresa del discurso de los presupuestos que leería en la Cámara de los Comunes. Era y es el día más importante de la política británica. Los comercios de barrio son más frecuentados para ahorrarse unos peniques en dos botellas de vino, que seguro que serían más caras después de que el ministro consiguiera aprobar las cuentas públicas.
El último presupuesto se presentó el 30 de octubre del 2024, cuatro meses después de que Keir Starmer fuera primer ministro, y el Gobierno anunció qu