Arrinconado en el ámbito de la justicia, pero pe­leando por una ventanita en Europa. Con problemas más que evidentes en la restauración y la hostelería. Cada vez más ausente en los patios de las escuelas, en las visitas al médico y en los sustos de urgencias, en los chats telefónicos, en la publicidad callejera y en todas las tiendas, desde las más pijoteras a las que quedan de barrio.

Decididamente abandonado entre quienes atienden esa plaga de colmados que abren todos los días y a toda hora y asfixiado en un transporte público que bastante pena tiene con sus retrasos y las crisis mentales de usuarios y empleados. Así tenemos al pobre catalán. Agonizando.

Para entenderte tanto aquí como en el brillante Madrid DF tendrás que espabilarte... ¡en inglés!

En la misma vía que el latín, el pa

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