**Fallece Vera Jarach, ícono de la lucha por derechos humanos**
Vera Vigevani de Jarach, una de las figuras más emblemáticas de las Madres de Plaza de Mayo, falleció a los 97 años. Su vida estuvo marcada por la lucha incansable por los derechos humanos y la búsqueda de justicia por su hija, Franca Jarach, quien fue desaparecida durante la dictadura argentina.
Nacida el 5 de marzo de 1928 en Milán, Vera llegó a Argentina en 1939, huyendo del régimen fascista de Mussolini. Su familia escapó de las leyes raciales que perseguían a los judíos en Italia. Durante la Segunda Guerra Mundial, su abuelo fue asesinado en Auschwitz, un hecho que dejó una profunda huella en su vida.
Vera se casó con Jorge Jarach y tuvo a su única hija, Franca, quien fue secuestrada el 25 de junio de 1976, a los 18 años. La joven, estudiante y militante política, fue víctima de los llamados “vuelos de la muerte”. Vera recordó que Franca hizo una breve llamada a casa, asegurando que estaba bien, pero la realidad era mucho más oscura.
A raíz de la desaparición de su hija, Vera se unió a las Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora en 1977. También formó parte de la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina y del directorio del Espacio Memoria y Derechos Humanos, exESMA. Su trabajo incluyó la creación del Parque de la Memoria en Buenos Aires, un monumento dedicado a las víctimas del terrorismo de Estado.
A lo largo de su vida, Vera fue una voz activa en la defensa de los derechos humanos, participando en homenajes y actividades para mantener viva la memoria de los desaparecidos. Su frase emblemática, “Nunca más el Silencio”, se convirtió en un legado en la lucha por la justicia.
En 2023, Vera obtuvo la doble nacionalidad argentina e italiana, un deseo que había anhelado durante años. En sus últimos años, continuó participando en actividades y documentales sobre la memoria histórica.
El homenaje de despedida a Vera Jarach se llevará a cabo este viernes de 17 a 20 en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, y el sábado de 8 a 11, antes de su traslado al cementerio de la Chacarita. Su legado perdurará en la memoria colectiva y en la lucha por los derechos humanos en Argentina.