Los estadounidenses están redefiniendo radicalmente su relación con la enfermedad en el entorno laboral. Atrás quedaron los días en que presentarse al trabajo con fiebre y congestión nasal era considerado una medalla de honor profesional. Hoy, esta práctica es vista como lo que realmente es: una falta de consideración hacia los demás y un riesgo innecesario para la salud colectiva.

Una nueva encuesta realizada por Zipfizz y Talker Research entre 2,000 adultos estadounidenses revela un cambio dramático en las actitudes laborales. El 31% de los trabajadores ahora prefiere explícitamente que sus compañeros enfermos se queden en casa en lugar de aparecer en la oficina. Más revelador aún: solo el 25% continúa creyendo que trabajar enfermo impresiona a jefes o superiores, desmantelan

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