La atracción siempre ha sido un territorio difuso en el que se entrelazan percepciones, emociones y códigos sutiles que, muchas veces, escapan a la lógica. Aunque solemos asociarla únicamente al aspecto físico , la psicología ha estudiado cómo se construye este vínculo y ha identificado señales concretas que pueden responder a la eterna pregunta de si alguien siente atracción hacia nosotros.

Uno de los grandes hallazgos de estas investigaciones es que el atractivo no se limita a la apariencia. Lo que resulta atractivo o interesante para una persona puede no serlo para otra, lo que convierte al concepto en algo profundamente subjetivo . Aun así, existen patrones de comportamiento y elementos compartidos que ayudan a identificar si hay interés de por medio.

Los estudios demuestran que

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