Violencia vicaria. Un concepto nuevo para nombrar lo viejo. Es esta época de rebautizar lo ya conocido. Lo que siempre ha estado entre nosotros: infligir daño a las personas queridas de la pareja o expareja con el ánimo de provocar a esta un gran sufrimiento. Los niños, víctimas propiciatorias, se convierten en manos de quien ejerce esta violencia de doble vuelta en una simple herramienta con la que golpear al adulto con quien se comparte o ha compartido la vida.

Esta manera de hacer daño adquiere mil formas distintas. El asesinato de los pequeños es la más execrable. Sin llegar a este extremo, la casuística muestra infinitas maneras de cebarse en los críos o en otros seres del entorno afectivo para humillar, lastimar o vengarse del otro.

Esta maldad no entiende de géneros, como sabe cua

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