Desde que volvió Trump, el mundo ha cambiado, y de qué manera. China, Rusia y Brics al margen, lo que se constata en el llamado Occidente colectivo es una fractura que antes del líder «maga» no existía. El bloque USA-UE era compacto, liberal de izquierdas o centroderecha, partidario de un nuevo orden mundial unipolar dirigido por las élites occidentales, sin fisuras en asuntos clave como Ucrania, Israel, el cambio climático o la pandemia. Con Trump todo ha cambiado. Occidente está más dividido que nunca, con al menos tres corrientes que se evidencian de manera clara con motivo del conflicto en Palestina. De una parte, el bloque «liberal-wokista»: la izquierda extrema, la izquierda caviar sorista, el Partido Demócrata americano, Starmer y Sánchez, todos en lo esencial unidos al centroderech

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