Corría 1997 cuando el Ayuntamiento de Chicago, luego de un largo debate de sus concejales, anunció la medida con total seriedad: había decidido exonerar a la señora Catherine O’Leary y a su vaca de la acusación sostenida durante más de un siglo que las señalaba como responsables de haber iniciado la noche del 8 de octubre de 1871 el incendio más devastador de la historia de la ciudad, cuando el fuego destruyó nueve kilómetros cuadrados de construcciones, mató a trescientas personas y dejó a otras cien mil sin techo .
Cuando se produjo el incendio, desde un principio los diarios de la ciudad –una de las más populosas de la época en los Estados Unidos– acusaron a O’Leary y a su bovino de haber provocado el desastre. Según la versión más difundida: el foco inicial del fuego tuvo lugar en e