Horas después del anuncio de un acuerdo de alto el fuego en Gaza por parte de Donald Trump, en las calles de Jerusalén Este continuaba el trajín cotidiano, atravesado por un poco de esperanza. Los palestinos de la ciudad y los territorios ocupados separados de la Franja han tenido que presenciar con impotencia el genocidio de sus hermanos gazatíes durante los pasados dos años, en los que Israel ha matado a más de 67.000 personas.

Ahora, todos esperan que el acuerdo alcanzado en Egipto entre Israel y Hamás, con la mediación del anfitrión, Qatar, Turquía y Estados Unidos, ponga fin a la masacre. Sin embargo, no confían en que el Gobierno y el Ejército israelíes cumplan con lo acordado y no reanuden la ofensiva contra la Franja tras la liberación de los 48 rehenes –de los cuales, solo 20 estarían aún con vida–.

El Gobierno israelí se ha reunido para dar su visto bueno al acuerdo por el cual los 48 rehenes israelíes que permanecen en manos de las milicias palestinas desde el 7 de octubre de 2023 serán liberados a cambio de unos 1.700 gazatíes detenidos y 250 presos condenados a cadena perpetua en cárceles israelíes.

El primer ministro Benjamín Netanyahu ha mantenido reuniones con el gabinete de seguridad (encargado de tomar las decisiones sobre la guerra en Gaza) y con todos sus ministros, algunos de los cuales se han mostrado en contra del acuerdo alcanzado por el equipo negociador israelí a través de los mediadores en los pasados días. Después de la aprobación del Ejecutivo, el alto el fuego en Gaza debería entrar en vigor en un plazo de 24 horas, tal y como explicó una portavoz del Gobierno israelí en una rueda de prensa, en la que no ha ofrecido muchos más detalles sobre la implementación del pacto.

Tras la entrada en vigor del cese el fuego en Gaza, las tropas israelíes deberían replegarse hasta una línea estipulada durante las negociaciones y, en un plazo de 72 horas, todos los rehenes deberían ser puestos en Libertad. Trump ha dicho que confía en que la liberación de los rehenes se produzca el “lunes o el martes”.

Desconfianza en un alto el fuego definitivo

“Espero que sea el final de la guerra, si Alá quiere, pero no es la primera vez que paran y luego vuelven a empezar [los ataque contra Gaza]”, dice a elDiario.es Zeina, una palestina de 19 años, estudiante universitaria, en Jerusalén Este. Lamenta que en los pasados dos años no haya podido hacer nada por ayudar a los más de dos millones de habitantes de Gaza, sometidos a un férreo bloqueo, por lo que incluso las transferencias de dinero desde las otras zonas de Palestina están restringidas.

No creo que sea el final de la guerra, ojalá lo sea, pero pueden volver a empezar después de un mes

Mujer palestina de 48 años

Igual de desconfiada se muestra Ghina, una mujer de 48 años que ha venido a Jerusalén desde la ciudad de Hebrón, en la Cisjordania ocupada, para hacer unas compras: “No creo que sea el final de la guerra, ojalá lo sea, pero pueden volver a empezar después de un mes”. No confía en el Gobierno israelí porque, afirma, han roto otros acuerdos.

El pasado mes de marzo –después de dos meses de tregua pactada por el equipo de Trump, incluso antes de que el republicano tomara posesión–, Netanyahu decidió reanudar la guerra contra la Franja y redobló tanto las operaciones militares como el bloqueo de la ayuda humanitaria, lo que desembocó en una hambruna en el enclave costero.

No confío en Israel, pero Trump va a ejercer presión porque quiere obtener el premio Nobel de la paz

Hombre palestino de 73 años

Ali Abbasi, desde la experiencia de sus 73 años, se muestra más optimista y cree que esta vez será diferente: “Las presiones actuales van a hacer que el acuerdo se aplique con éxito, a pesar de las diferencias”. “No confío en Israel, pero Trump va a ejercer presión porque quiere obtener el premio Nobel de la Paz”, agrega el hombre residente del barrio de Silwan, en la parte oriental de Jerusalén (ocupada y anexionada por Israel).

Hasta ahora, Trump tampoco ha dado razones a los palestinos para que confíen en él, ya que en el pasado medio año ha permitido a Netanyahu seguir perpetrando el genocidio en Gaza sin frenos –con armas de EEUU y con su inestimable apoyo diplomático–. 

Presión internacional

“El Gobierno israelí está en una posición en la que no tiene mucho margen de maniobra: internacionalmente, muchos estados se están posicionando en su contra; en Israel, se está empezando a sentir la crisis económica y hay fatiga, entre los militares y entre la población”, explica a elDiario.es Guy Ben-Porat, profesor del Departamento de Políticas y Gobierno de la Universidad de Ben Gurion.

El Gobierno israelí está en una posición en la que no tiene mucho margen de maniobra, muchos estados se están posicionando en su contra

Guy Ben-Porat Profesor de la Universidad de Ben Gurion

El experto israelí considera que la mayor parte de los israelíes están cansados de la guerra y quieren volver a hacer sus vidas, especialmente los reservistas que han sido llamados para servir en el Ejército en los pasados dos años (las fuerzas armadas han necesitado a decenas de miles de reservistas para poder desarrollar su amplia campaña en Gaza, además de en Líbano, Siria, Yemen e Irán). “La guerra ha afectado a las familias, a la economía, al clima en el país… Tendría que haber una muy buena razón para justificar su reanudación”, afirma. 

Ben-Porat destaca que el hecho de que Qatar, Egipto y Turquía estén detrás del acuerdo lo hace más sólido; y ese respaldo de tres aliados clave de Washington en la región hace que Estados Unidos vaya a impedir que Israel reanude la guerra, “a menos que Hamás haga una locura”. 

Agrega que no se pueden tener certezas con “el Gobierno fundamentalista de Israel y con Hamás”, pero el experto confía que en las actuales circunstancias y con la involucración de la Administración Trump, hay buenas perspectivas de que la primera fase del acuerdo se lleve a cabo. La segunda fase aún no se ha perfilado y harán falta más negociaciones para concretar una hoja de ruta con base en el plan de Trump.

Los palestinos han pagado un precio enorme por los ataques de Hamás del 7 de octubre y también Israel está pagando un elevado precio de cara al resto del mundo

Guy Ben-Porat Profesor de la Universidad de Ben Gurion

“Los palestinos han pagado un precio enorme por los ataques de Hamás del 7 de octubre y también Israel está pagando un elevado precio de cara al resto del mundo”, señala el profesor de la universidad con sede en el sur de Israel. Se muestra optimista con cautela, pero destaca que “el final de la guerra abre muchos interrogantes sobre el futuro de Gaza, también de Cisjordania y de la ocupación” israelí de los territorios palestinos. Agrega que, en esta primera fase, también es necesario reducir la violencia en Cisjordania y hacer que las dos partes vuelvan a la mesa de negociaciones para un proceso de paz más amplio. 

El plan de 20 de puntos de Trump para Gaza solo plantea, en última instancia, una muy incierta “vía hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino”, algo que Netanyahu ha descartado en reiteradas ocasiones. 

Este jueves, el presidente palestino, Mahmud Abás ha expresado su “esperanza” de que el acuerdo en Gaza lleve a una solución que ponga fin a la ocupación israelí de los territorios palestinos y permita el establecimiento de un Estado palestino, que incluya también la Franja de Gaza. Además, ha reivindicado que la soberanía de Gaza pertenece al Estado de Palestina, cuyo representante reconocido internacionalmente es la Autoridad Palestina, encabezada por Abás y que gobierna con poderes limitados en Cisjordania.

El Gobierno israelí ha confirmado que entre los presos palestinos que serán excarcelados en virtud del acuerdo no estará el político veterano Marwan Barguti, en prisión desde 2002 y condenado a cinco penas de cadena perpetua. El exponente del grupo político Al Fatah goza de popularidad entre los palestinos y es visto como un posible sucesor de Mahmud Abás, en el caso de que se celebraran elecciones presidenciales en Palestina (los últimos comicios fueron en 2005).

Israel espera la vuelta de los 48

Cientos de personas se han reunido en la llamada plaza de los Rehenes de Tel Aviv para celebrar el acuerdo, aunque el Foro de las Familias de los Rehenes y Desaparecidos ha advertido de que “la lucha no ha terminado y no terminará hasta que el último rehén regrese”.

En los pasados meses, la agrupación ha apoyado incansablemente al presidente Trump (y le ha nominado para el premio Nobel de la paz) y ha confiado en su capacidad para lograr un acuerdo que salvara a sus seres queridos, después de que Netanyahu y su Gobierno ultranacionalista boicotearan varias rondas de negociaciones en los pasados meses.

Es más, Netanyahu decidió continuar la guerra y ampliarla, lanzando una ofensiva para conquistar Ciudad de Gaza, que acogía a más de un millón de palestinos y, muy probablemente, a algunos de los rehenes. Se desconoce en qué estado se encuentran los 20 rehenes que las autoridades calculan que siguen vivos, pero parece que Hamás los tiene localizados para proceder a su puesta en libertad en el plazo estipulado tras la entrada en vigor del alto el fuego. Sin embargo, recuperar los cuerpos de los fallecidos puede ser más complicado, tal y como el propio Trump ha admitido.