Este Búho abre sus ojazos para observar las últimas horas de Dina Boluarte en Palacio. La vacancia se veía venir. Es el castigo por su indolencia e incapacidad. Pero la presidenta se negaba a renunciar, como le aconsejaban desde diversas tiendas, para ahorrarle al país más sobresaltos.

Fuentes bien enteradas señalan que no se iría por propia voluntad, porque su obsesión sería gozar de la pensión vitalicia. Lo cierto es que, a estas alturas, cuando faltan siete meses para las elecciones, su permanencia en Palacio es insostenible y las calles se calientan de forma peligrosa.

La gota que derramó el vaso fue el salvaje atentado contra la agrupación Agua Marina la noche del último miércoles, cuando tocaba para cientos de personas en el Círculo Militar de Chorrillos . Los malditos dispar

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