A Dina Boluarte no la ha volteado ninguna marcha multitudinaria. Tampoco la “generación Z” o un líder que haya surgido en los últimos tiempos y que goce de las simpatías ciudadanas. A la hasta hace unas horas Presidenta del Perú, la sacaron cuatro cosas: sus propios errores, una delincuencia incontenible, el hartazgo popular y el oportunismo congresal.
Los Rolex que de repente empezó a lucir, sus deseos de viajar al extranjero y unas operaciones de cirugía estética que pretendió que nadie conocería, le dieron una imagen de frivolidad. El nombramiento de personajes cuestionados, desatinadas declaraciones y la ausencia de una estrategia contra la delincuencia y el crimen organizado, contribuyeron a generarle una imagen de incapacidad.
Video ¿Por qué tiene 93% de desaprobación?
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