En El Fraile , núcleo aronero de más de 10.000 habitantes, el malestar vecinal se ha convertido en un sentimiento común. A los problemas de agua que han afectado al barrio durante los últimos meses, con cortes intermitentes, falta de presión y averías constantes, se suman deficiencias crónicas en la limpieza, la seguridad, las infraestructuras, el ocio y la movilidad, que los vecinos denuncian desde hace años sin una respuesta clara.

El restablecimiento del agua, tras meses de restricciones, supuso recientemente un alivio parcial. La instalación del primer tramo de la nueva tubería, unos 800 metros de los 2.200 previstos, permitió mejorar el caudal, pero también provocó roturas internas y fugas en varias calles. “En las zonas del final del pueblo, la gente vuelve a tener poca agua”,

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