Estados Unidos anunció esta semana un rescate, “que no es un recate”, para el programa económico de Javier Milei. La mejor manera de entender fenómenos económicos con alguna complejidad es comenzar por aislar sus variables principales.
La primera variable debería ser la más evidente: “el programa necesita ser rescatado”. Y no por primera vez, como ya lo hizo el FMI el pasado abril, sino por segunda vez. Esta debería ser una señal grave de alerta, no del festejo zonzo de los trolls y del aparato comunicacional oficialista. Ser rescatado a fuerza de deuda para sostener un modelo inviable es la peor noticia posible.
La segunda variable es igualmente evidente. El objetivo más inmediato de los sucesivos rescates del programa es sostener el tipo de cambio, el precio del dólar. Definitivamente