María se sube a la punta de los pies y se estira todo lo que puede. Busca con la mirada un uniforme idéntico entre decenas, que ella sabría reconocerlo entre mil . Hoy es la primera vez que su hijo desfila en el Día de la Fiesta Nacional, y en la acera el corazón late tan fuerte como en el asfalto del Paseo de Recoletos.

Son las ocho de la mañana y Madrid todavía bosteza. En la calle Atocha, las unidades del las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado empiezan a formar según el orden del desfile. Hay un murmullo contenido, muchas fotos y orgullo. Se escuchan órdenes secas, saludos, risas que esconden nervios . Un cabo primero de la Armada bromea al ver a sus compañeros uniformados salir de una cafetería con cafés humeantes: "Qué elegantes salís hoy de los sitios".

A unos metros, un

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