La recepción en el Palacio Real que el jefe del Estado ofrece tras el desfile militar del 12 de octubre volvió a servir de termómetro político. Es curioso ver cómo algunos años los dirigentes buscan el protagonismo y se dejan ver y saludar por todos, mientras que otros años prefieren hacer mutis por el foro, para no tener que capear las preguntas de las decenas de periodistas que acuden al acto por invitación del Rey.

Esta edición fue Alberto Núñez Feijóo el que marcó el pulso de la jornada y uno de los que más aguantaron hablando con todos los invitados. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez --tras saludar a los Reyes y sus hijas en el salón del trono, como la mayoría de los asistentes-- se fue enseguida del acto, sin tener la tradicional conversación con los periodistas en los

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