
Después de 737 días de cautiverio , el mundo ha sido testigo de un momento histórico. Hamás ha entregado a la Cruz Roja Internacional a los últimos veinte rehenes israelíes vivos que permanecían secuestrados desde el ataque del 7 de octubre de 2023 , marcando así el inicio formal del alto el fuego definitivo entre Israel y el grupo islamista.
A cambio, el Gobierno israelí ha excarcelado a unos 2.000 presos palestinos , incluidos 250 condenados a cadena perpetua por atentados terroristas. La liberación se enmarca dentro de la primera fase del llamado “Plan Trump” , respaldado por Egipto, Qatar y varios países árabes que participaron en la mediación.
El presidente estadounidense, Donald Trump , ha aterrizado esta mañana en Jerusalén para asistir a la recepción oficial de los rehenes y ofrecer un discurso ante la Knésset , antes de viajar a Egipto para la cumbre de Sharm el-Sheij , donde se discutirá el futuro político y humanitario de la Franja de Gaza.
El fin de una espera angustiosa
Los primeros siete rehenes fueron entregados a la Cruz Roja en la madrugada, en la zona de Netzarim , antes de ser trasladados a una base militar israelí cercana a Reim, donde se les practicaron los primeros exámenes médicos. La segunda tanda, compuesta por trece personas, fue liberada en Khan Yunis , en el sur de Gaza.
Entre los liberados se encuentran Eitan Mor, Gali y Ziv Berman, Matan Angrest, Omri Miran, Alon Ohel, Bar Kuperstein y Avitar David , entre otros. Todos fueron secuestrados en kibutzim, bases militares o durante el festival Nova , cuando los milicianos de Hamás irrumpieron en territorio israelí el 7 de octubre de 2023, dejando más de 1.200 muertos.
Los hospitales Sheba , Belinson e Ijilov , en Tel Aviv y Petach Tikva, se han convertido en espacios adaptados a la reintegración de los rehenes , con habitaciones que recrean entornos familiares para favorecer su recuperación psicológica.
Israel celebra entre lágrimas y banderas
En Tel Aviv , la Plaza de los Secuestrados y Desaparecidos se llenó de decenas de miles de personas que siguieron el proceso en pantallas gigantes. Entre los aplausos y los llantos, la multitud estalló cuando se confirmó la llegada del primer grupo a territorio israelí.
La escena contrastaba con el profundo dolor de los familiares de los 28 rehenes fallecidos , cuyos cuerpos también fueron devueltos por Hamás. Muchos de ellos murieron en cautiverio o durante los bombardeos israelíes sobre Gaza.
La letra pequeña del acuerdo
El acuerdo de paz auspiciado por Washington contempla una retirada gradual del ejército israelí de la Franja de Gaza y la formación de un gobierno interino de carácter tecnocrático , compuesto por representantes palestinos moderados y bajo la supervisión de una comisión internacional encabezada por Estados Unidos, Egipto y Arabia Saudí.
En paralelo, Hamás deberá entregar progresivamente sus arsenales y abandonar las instituciones políticas , lo que supondría su mayor concesión desde su creación en 1987 .
El comunicado emitido por su brazo armado, las Brigadas Al Qassam , confirmó la liberación de los rehenes como «parte de las medidas para implementar la primera fase del plan de Trump para detener la guerra en Gaza» .
Una paz frágil y un futuro incierto
Pese a la euforia del momento, las autoridades israelíes y los mediadores internacionales son conscientes de que el equilibrio sigue siendo extremadamente delicado . Fuentes de inteligencia en Jerusalén advierten que facciones disidentes de Hamás podrían intentar sabotear el acuerdo , mientras que la opinión pública israelí permanece dividida entre el deseo de paz y el dolor de las víctimas.
En Gaza, cientos de miles de palestinos han comenzado a regresar a sus hogares destruidos, aunque se reportan choques entre milicianos de Hamás y clanes locales . Las imágenes difundidas por medios árabes muestran calles arrasadas y una población exhausta tras dos años de asedio.
Mientras tanto, el “día después” de la guerra se perfila como el mayor desafío diplomático para la comunidad internacional. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha instado a « garantizar que la reconstrucción de Gaza no repita los errores del pasado y siente las bases para una paz duradera ».