La Administración Trump culpa a la oposición del bloqueo presupuestario del país ('shutdown'), que muestra su incapacidad para lograr y se traduce en el cierre del grifo de fondos federales, algo que aprovecha para despidos masivos y desmantelar programas sociales demócratas: "Los estamos cerrando y nunca volverán"

Cierre del Gobierno de EEUU: cómo funciona, cuáles son las consecuencias y cuánto puede durar

Día y medio de “paseo triunfal” por Oriente Próximo –como lo ha descrito la prensa en EEUU– y vuelta a la cruda realidad. El presidente de EEUU, Donald Trump, ha recibido los honores en Egipto tras lograr un alto el fuego entre Israel y Hamás cuyos términos no ha revelado y cuyas garantías de futuro no se han comunicado. Es decir, ni se conoce la letra pequeña ni cómo va a desarrollarse, pero le ha servido a Trump para lograr un reconocimiento internacional que se le resiste por su manera de insultar, acosar y amenazar al resto de líderes mundiales.

Y ese modo de hacer política por la vía de la coacción y la fuerza es la que se le está volviendo en contra en su propio país, al ser incapaz de lograr siete senadores demócratas para avalar sus cuentas. ¿La consecuencia? Lo que en EEUU se conoce como shutdown o cierre del gobierno. Es decir, ante la imposibilidad de prorrogar presupuestos, si no se aprueban las cuentas del Ejecutivo se congela el gasto de fondos federales, lo que se traduce en millones de empleados públicos sin nómina y servicios públicos suspendidos, en el cierre temporal de todos los organismos federales que no se consideran básicos –como controladores aéreos o soldados, por ejemplo–.

En efecto, Trump, que no negocia, sino que impone sus condiciones por la fuerza, se encuentra con que no logra apoyos del partido Demócrata, al que llama lunático día sí y día también, para unas cuentas que golpean principios fundamentales de la oposición, como son los programas sanitarios para los más necesitados del país.

Y, además, este martes ha lanzado una dura advertencia a los demócratas, con quienes supuestamente se tiene que poner de acuerdo para salir del bloqueo: “Tienen un cierre basado en tonterías. Quieren regalar 1,5 billones de dólares a las personas que entran al país ilegalmente, el mejor paquete de atención médica del mundo. Los demócratas están siendo derrotados por el cierre porque estamos clausurando programas a los que nos opusimos, y, en muchos casos, nunca volverán. Estamos pudiendo hacer cosas que antes no podíamos hacer, estamos cerrando programas demócratas que queríamos cerrar o que nunca quisimos que se implementaran, y ahora los estamos cerrando y no vamos a permitir que vuelvan. Los demócratas están siendo desmantelados, y el viernes publicaremos una lista de los programas socialistas y semicomunistas más flagrantes. No cerramos programas republicanos, los demócratas están siendo desmantelados, pero no se lo dicen a la gente: estamos cerrando programas demócratas con los que creemos que no estamos de acuerdo, y nunca más se reabrirán”.

En esa línea de culpar a la oposición de la incapacidad para gobernar, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha difundido un vídeo criticando a los demócratas para ser emitido en los aeropuertos estadounidense, a lo que se han opuesto algunos aeródromos, entre ellos Buffalo, Charlotte, Cleveland, Los Ángeles, Phoenix, Seattle y Portland (Oregón). Según The Washington Post, argumentan que el video podría violar las políticas internas que prohíben los mensajes políticos o contravenir las leyes estatales o federales que prohíben el uso de recursos públicos para actividades políticas.

Así, el cierre del Gobierno entra en su tercera semana laboral sin que se vislumbre un final, mientras el Senado de EEUU se reunía este martes por la tarde para votar por octava vez una propuesta aprobada por la Cámara de Representantes para acabar con el cierre de Gobierno, sin haber obtenido el apoyo suficiente en las siete ocasiones pasadas. Mientras, la Cámara Baja, controlada por los republicanos, sigue sin convocar nuevas sesiones.

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ha asegurado que “no negociará” con los demócratas sobre el Obamacare hasta que se desbloquee el cierre, y también ha aventurado que podría convertirse en el más largo de la historia: en 2018, durante el primer mandato de Trump, el cierre duró 34 días, el más largo hasta ahora. En aquel momento, aproximadamente 800.000 de los 2,1 millones de empleados del Gobierno federal quedaron suspendidos sin sueldo.

¿Por qué está EEUU así?

El nuevo año fiscal del Gobierno federal comenzó el 1 de octubre sin que se llegara a un acuerdo sobre un proyecto de ley de financiación a corto plazo. Los demócratas exigen una prórroga de las subvenciones que limitan el coste del seguro médico en virtud de la Ley de Asistencia Asequible (ACA) y que están a punto de expirar; la revocación de los recortes a Medicaid realizados en la Ley 'Big Beautiful Bill' de Trump; y el restablecimiento de la financiación a los medios de comunicación públicos que recortó Trump.

Los republicanos, que controlan ambas cámaras del Congreso, se niegan a negociar, mientras quieren seguir obligando a los demócratas a votar una medida provisional que ampliaría los niveles de financiación, en su mayoría a los niveles actuales, hasta el 21 de noviembre. El proyecto de ley, aprobado por un estrecho margen en la Cámara de Representantes, no tiene el umbral de 60 votos en el Senado.

No obstante, algunos republicanos están empezando a hablar sobre cómo podría ser un posible acuerdo sobre los créditos de la ACA, informa Politico. Entre las posibles ideas se incluyen topes de ingresos, recortes para nuevos afiliados, primas mínimas de desembolso personal y mayores restricciones al aborto.

Mientras, las instituciones del Smithsonian están cerradas y hay funcionarios federales suspendidos que trabajan como conductores de Lyft o en gimnasios. No obstante, el efecto dominó más grave del cierre sigue siendo el despido masivo de funcionarios públicos por parte de la administración Trump, informa WSJ, tanto una táctica de presión sobre los demócratas como una forma de reducir la plantilla federal en cumplimiento de su agenda ultra.

En este sentido, los despidos que siguen vigentes en el Departamento de Sanidad, afectan al Centro Nacional de Estadísticas de Salud, la oficina de los CDC en Washington DC, la Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental, entre otros.

Los despidos también han diezmado al Departamento de Educación, según AP. Entre las oficinas afectadas por las reducciones de personal este fin de semana se encuentran las que supervisan los derechos civiles, la financiación de subvenciones y la educación especial, lo que ha reducido la agencia —que Trump quiere abolir— a menos de la mitad de su tamaño original al inicio de su segundo mandato.

Al mismo tiempo, media docena de aeropuertos de todo el país se niegan a reproducir un mensaje de la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem, que culpa a los demócratas del cierre y los retrasos en los vuelos aéreos, alegando que viola las políticas o la Ley Hatch, según el Washington Post.

El pasado viernes, la Casa Blanca anunció el inicio los despidos masivos al calor del cierre del gobierno, en una táctica para presionar a los demócratas. Pero un día después, algunos de los despedidos fueron recontratados en el HHS, donde, según se informa, las medidas afectaron a empleados de los CDC.

Quiebra republicana

La congresista por Georgia Marjorie Taylor Greene, quien fuera una de las más leales partidarias de Trump en el Capitolio, ha sido vehemente, junto con Thomas Massie (republicano por Kentucky), al pedir a la Casa Blanca que publique los archivos de Epstein. Greene, además, parece haberse unido a los demócratas al criticar a los líderes republicanos del Congreso por el cierre del gobierno. “Voy por mi propio camino”, publicó Greene en X la semana pasada, añadiendo que estaba “totalmente disgustada” por el aumento vertiginoso de los costes del seguro médico para millones de estadounidenses si el Congreso, liderado por el Partido Republicano, no extiende los créditos fiscales que exigen los demócratas para poner fin al cierre.