Antonio Labrador sale del juzgado a media mañana con la satisfacción de un trabajo bien hecho. No hay gabardina, ni humo de tabaco, ni trompetas de fondo. Hay unas gafas de sol colgadas al cuello, una carpeta con documentos y un caso de baja laboral sospechosamente fraudulenta que terminó donde suelen acabar estos asuntos: ante un juez. "Seguimos a la persona y vimos que, mientras estaba de baja, trabajaba en el negocio familiar", cuenta sin adornos, como quien relata un día cualquiera de su jornada laboral.
Labrador es detective privado desde hace cuatro décadas —este mes cumple 40 años de oficio— y, desde junio de 2025, preside la Asociación Profesional de Detectives Privados de España (APDPE). Por eso sabe bien que la realidad choca frontalmente con la imagen cinematográfica del detect