Mientras el mundo gira al compás de la producción, la danza laboral retrocede 25 casilleros para las mujeres que desean y logran convertirse en madres. Por voluntad o a la fuerza, son muchas las mamás que reinventan sus vidas para que sean compatibles con un mundo que exige crianzas comprometidas, al mismo tiempo que no colabora con estructuras laborales rígidas, horarios extensísimos y políticas de cuidado casi inexistentes.
María fue madre. Desde el momento exacto en que parió, su mundo interior cambió drásticamente. Las hormonas ayudaron a que ese tiempo de anidación, de cuidado, de cueva, no fuera demasiado pesado. Debía, quería y le emocionaba el momento de conocer a su hija del otro lado de la panza. La lactancia, el sueño intercalado, la alimentación, sus rutinas se vieron modifica