El mundo atraviesa una época confusa. Entre guerras que se prolongan y promesas políticas que se evaporan, la desconfianza parece haber sustituido a la razón. También en el Perú el desencanto crece ante discursos cambiantes y gestos vacíos. Pero aun en medio de la tormenta surgen señales que orientan, pequeñas luces que reafirman la posibilidad del bien común.

Una de ellas se escuchó en Arequipa, durante el Congreso Internacional de la Lengua Española. Rolando Luque Mogrovejo recordó que el diálogo verdadero no consiste en hablar mucho, sino en saber escuchar, incluso a quien se desconfía. Esa afirmación, sencilla y profunda, bastó para recordar que sin diálogo no hay sociedad posible. No se trata de coincidir, sino de construir con el otro, aun desde la diferencia, reconociendo que el de

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