Cada octubre el color rosa tiñe hospitales, empresas y redes sociales. Es el mes en el que se nos invita a “crear conciencia” sobre el cáncer de mama. Sin embargo, con frecuencia ese mensaje se queda en la superficie: campañas de detección temprana, moños, caminatas, fotos. Sin restarles valor, debemos ir más allá. La sensibilización real no solo implica prevenir, sino también acompañar y comprender lo que significa sobrevivir al cáncer de mama.

Hoy, miles de mujeres en México viven después del diagnóstico. Algunas superaron el tratamiento hace años; otras, conviven con la enfermedad como un proceso crónico que exige revisiones periódicas, cambios en su estilo de vida y, sobre todo, una fortaleza emocional que muchas veces pasa desapercibida. Ser sobreviviente no significa “volver a ser l

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