Frente a la clínica No. 2 del IMSS en Saltillo, poco antes de las once de la mañana, un grupo de pacientes y familiares colocó pancartas exigiendo atención digna. “No vamos a esperar a que haya otra muerte para que nos escuchen”, gritaban bajo el sol. Desde hace semanas, la derechohabiencia —algunas provenientes de municipios cercanos— recibe hemodiálisis en un local improvisado que antes funcionaba como pollería. Se estima que, el total de los pacientes de hemodiálisis oscila entre 380 y 400.
Ahí, dijeron, las máquinas están dispuestas en un espacio mínimo, sin ventilación ni sala de espera. Los pacientes entran por un pasillo a la intemperie que se vuelve estrecho entre bolsas de basura y pipas que en ocasiones llegan. “Hay jeringas tiradas, sangre en el piso, charcos que nadie limpia.