A Gustavo Petro poco le interesa el destino de Colombia y el bienestar de sus habitantes. Es amigo de los sátrapas bolivarianos, quienes protegen a los delincuentes y guerrilleros empeñados en destruir nuestra institucionalidad. Me refiero a los chafarotes de Venezuela que robaron al pueblo sus derechos políticos y aplican métodos de crueldad extrema contra sus opositores, al punto de que estos se encuentran maniatados, sin posibilidades de generar dinámicas para recuperar la democracia. Por eso no pasa de ser un cruel chiste la carreta de extrema izquierda según la cual, son los ciudadanos inermes de aquel país quienes deberían derrocar al régimen.
La obsesión ideológica de Petro es tan grande que llegó a la ONU insistiendo en la farsa de que el comunismo libera. Tampoco tuvo problema en