Las autoridades francesas siguen investigando cada detalle del que ya se considera el robo del siglo. Unos 70 agentes de la Brigada para la Represión de Robos repasan minuciosamente cada paso que dieron los ladrones por el Museo del Louvre , revisan los sistemas telefónicos de los trabajadores y rastrean las cámaras de videovigilancia de lugares cercanos al museo.
La policía trabaja sobre una pista privilegiada que apuntaría a unos ladrones de la región de Ile-de-France que supuestamente actuaron bajo las órdenes del crimen organizado con vínculos con la venta y el blanqueo en países extranjeros . Este nuevo indicio señala a la primera hipótesis sobre un posible "encargo privado" , y descartaría la opción del despiece y fundido de las joyas. Su reventa es casi imposible al ser