Octubre se tiñe de rosa. Las calles, las campañas, las redes sociales y los medios se visten de lazos que nos recuerdan la importancia de la detección temprana del cáncer de mama . Es un mes necesario: hablar de salud mamaria, de controles y de autocuidado salva vidas.
Pero en medio de esos recordatorios —muchas veces atravesados por discursos médicos y técnicos—, hay un gesto cotidiano, íntimo y profundamente poderoso que también cuida: amamantar.
La lactancia es muchas cosas a la vez. Es alimento, es vínculo, es sostén emocional, es construcción de salud para el presente y el futuro. Y también, aunque no siempre se diga con suficiente fuerza, es una práctica preventiva frente al cáncer de mama.
Diversos estudios en todo el mundo han demostrado que amamantar reduce el riesgo de d