No fue el escenario lo que lo cambió, sino el eco que dejaron las palabras que nunca debieron decirse en voz alta.

“No busqué a nadie como ella, pero el mundo me la trajo de vuelta, una y otra vez” , confiesa en las páginas de su libro, donde la intimidad se convierte en testimonio. La relación con Belinda —esa conexión que trascendió lo artístico y se metió en lo personal— no fue un episodio pasajero. Fue un espejo en el que vio reflejado lo que muchos callan: cómo el amor en el ojo del huracán mediático no se mide en canciones, sino en silencios rotos y demandas legales que nunca aparecen en las portadas.

Después de aquello, las invitaciones no se redujeron. Al contrario. Las puertas de los sets, los after parties y los festivales se abrieron con más frecuencia. Pero no todas las

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