Alí Bantú se autodefine como una voz de la izquierda que tiene profundas raíces en el Pacífico. Su trayectoria, desde sus orígenes en Timbiquí (Cauca), está marcada por el compromiso con la defensa de los derechos humanos, complementada por su ejercicio como abogado, criminólogo y constitucionalista, y una formación anclada en las luchas de las comunidades históricamente empobrecidas y excluidas.

De hecho, su historia está ligada a las condiciones adversas de la región : proviene de una comunidad atravesada por la pobreza y la explotación minera, en donde sus ancestros trabajaron forzadamente y él mismo, desde niño, acompañó a su familia en labores de subsistencia. Ese entorno, atravesado por el conflicto armado y la falta de oportunidades, se reflejó también en el destino de los suyos.

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