Según una añeja; milenaria, leyenda aborigen propiamente americana, la paternidad pródiga y venerada del Hombre sabio – como modestamente se autonombra la especie homínida -, descansa en una radiante estrella.

Tal vez el error esté en la verdadera procedencia de tal paternidad y/o maternidad, en todo caso. Confusión mayúscula que las más ortodoxas, heterodoxas, atrevidas y avanzadas mentes no terminan de aclarar; disipar dudas pues.

Hipótesis, tesis, hipertesis, categorías y teorías producidas al calor emanado del fuego de la revolución del conocimiento científico o no científico en todo caso, indican que una pigmentación verde, esmeralda en todas sus gradaciones, que está presente en plantas y organismos autónomos en la elaboración de su propio alimento, es captadora y transformador

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